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Durum
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Otro nuevo gangbang para Anita
Post #1
Otro nuevo gangbang para AnitaOtro nuevo gangbang para AnitaMe preparé una vez más para ver lo peor: a mi dulce mujercita usada al antojo de ese hijo de puta que se decía ?mi amigo? y de sus invitados.Ricardo se había reservado el derecho de ser el primero, por tratarse del anfitrión. Levantó el vestido de Anita hasta la cintura y se regodeó mirando ese redondo y hermoso culo que tanto me calienta. Se dirigió a sus amigos diciendo complacido:?No les había dicho que mi putita es la mejor, vean este lindo culo sin tanguita?.Los demás comenzaron a sonreír, incluso a Ana le hizo gracia, pero de golpe el hijo de puta se la metió de un solo saque, haciendo que mi delicada mujercita gritara de dolor ante tan violenta penetración. Luego se quedó allí unos segundos, para volver a salir y a entrar varias veces seguidas, siempre con energía, arrancándole gritos lastimeros a Anita, que parecía no estar disfrutando demasiado semejante penetración tan brutal. Finalmente tomó ritmo y comenzó a bombearla. Mientras tanto, el tipo con cara de rata se abrió la bragueta y se ubicó del otro lado de la mesa, frente a mi esposa inclinada, ofreciéndole la pija a la altura de sus labios. Ella pareció negarse, pero entonces Ricardo la sujetó por los cabellos, la abofeteó y le ordenó que complaciera a su amigo con la boca.Ella no tuvo más remedio, comenzó a chuparle la verga a ese tipo desagradable, mientras el mecánico incrementaba esas tremendas embestidas en su concha. Casi enseguida el tipo gritó como si lo estuvieran matando y acabó en la boca de Anita. Luego corrió a encerrarse en el baño y ya no apareció por el resto de la noche.Ricardo seguía incansable como siempre, luego de bombear durante un buen rato, finalmente aulló también y acabó dentro de la delicada concha de mi mujercita.Se movió a un costado, aclarando a sus amigos que el culo de mi esposa era de su exclusiva propiedad y por lo tanto ellos podrían usar solo con su concha o su boca. Enseguida ocupó su lugar el hombre mayor, que ya tenía su verga endurecida fuera del pantalón y sin darle tiempo a mi mujercita, la penetró por la concha ya dilatada.Esta vez Ana no se sobresaltó, casi no parecía sentirla, evidentemente mi amigo la había dejado bien dilatada y lubricada. El tipo bombeó a Ana por un buen rato, sin tener demasiada reacción, hasta que se quedó quieto mientras elevaba la mirada al techo. Otra nueva carga de semen quedó depositada dentro de mi delicada esposa.Ahora le tocaba al negro gigantesco. Temblé de solamente pensar el pedazo de verga que tendría y que iba a destrozar a Anita. El negro le sonrió a mi esposa diciendo ?turn around?. Ella no entendió y entonces el negro se inclinó tomándola por los tobillos y la hizo girar, dejándola acostada boca arriba sobre la mesa. Puso las torneadas pantorrillas de mi esposa sobre sus anchos hombros y se abrió la bragueta. No pude ver el tamaño de su pija, pero enseguida se inclinó hacia adelante y Anita abrió la boca sin poder gritar, luego apretó los dientes con ganas y se preparó a aguantar esa tremenda serpiente negra que se abría paso a través de su vagina.Cuando la sintió llegar hasta el fondo pudo exhalar un suave suspiro y así quedó laxa, casi desmayada. El negro enorme inició entonces un vaivén cada vez más enérgico, embistiendo sin piedad el pubis de mi mujercita. Ella ni siquiera se quejaba, en un momento giró la cabeza y nuestras miradas se encontraron, tenía una expresión triste y de sorpresa en su bello rostro, me pareció entender que me estaba pidiendo perdón.El negro aulló repentinamente y se salió, tomando a mi esposa por los cabellos, bajándola de la mesa y obligándola a arrodillarse frente a él. Entonces acabó en su hermoso rostro, esparciendo semen por sus cabellos y labios. Luego la soltó, quedando Ana tendida en el piso, sucia de semen por donde se la mirara.Ricardo se acercó a decirme que al negro le gustaba sodomizar hombres. ?Un culito blanco y redondo como el tuyo le encantaría, qué te parece???. Lo mandé al carajo y me acerqué a Anita, que seguí tendida en el suelo.Pero todavía faltaba Marcos, el carnicero. Me hizo a un lado de un empujón y le inclinó sobre mi esposa, que continuaba desparramada en el suelo, sin poder moverse. La tomó por la cintura y la acostó boca arriba en un gran sillón.?Esa concha hermosa ya quedó llena de leche y demasiado abierta para mi pija?. Comentó mientras se abría la bragueta y sacaba su verga todavía algo fláccida.Hizo que Ana abriera la boca y entonces se la metió muy despacio, comenzando a bombear después, disfrutando cómo mi mujercita se comía esa cosa enorme. Acabó muy rápido, dejó escapar un suspiro fuerte y desparramó todo su semen en la cara y los cabellos de Anita, que quedó casi exhausta después de semejante sesión de sexo.Cuando Marcos la liberó, me acerqué a ella para ver cómo estaba. Ana abrió los ojos, sonrió con ternura y me pidió que nos fuéramos de ese lugar. La ayudé a incorporarse, a limpiarse un poco y a vestirse. Luego muy despacio, ya que le costaba caminar, nos dirigimos hacia la calle, sin despedirnos de esos hijos de puta que ahora fumaban y bebían tragos, comentando lo bien que habían disfrutado del cuerpo de Ana.Abracé a mi delicada mujercita, que parecía una muñeca rota, mientras pensaba si alguna vez terminaría esta pesadilla de la que no podíamos despertar?
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